Nacida en San Sebastián de familia hidalga en 1585, Erauso fue internada en un convento de la ciudad a los 4 años. Tenemos que pensar que en la Edad Moderna, como en otras épocas, el destino de la mujer era casarse o ingresar en una institución religiosa; y es que en una familia en la que lo normal es que fueran varios los vástagos, el costear una boda (y la dote consiguiente) a todas las hijas podía salir bastante caro.
La cuestión es que según fue creciendo Catalina de Erauso descubrió que la vida contemplativa no era lo que ella quería, y a los quince años escapó del convento una fría noche de invierno, y se vistió y cortó el pelo como un hombre para que fuera más difícil encontrarla.
Desde este momento, su vida se convirtió en un continuo viaje de ciudad en ciudad (Vitoria, Valladolid, Zarauz, San Sebastián, Bilbao, Sevilla, etc.), donde tuvo diversas aventuras trabajando para personajes relevantes de cada lugar, y cambiando constantemente de nombre para evitar que ningún familiar la reconociera (familiares que, si nos atenemos a su autobiografía, se encontraba a menudo en sus andanzas). En estos viajes empezó a tener problemas con la justicia, y pasó en la cárcel alguna temporada por altercados callejeros.
De Sevilla se embarcó hacia América, donde se estableció en Cartagena de Indias y pudo abrir su propio comercio. Pero, según se ve en su biografía, Catalina de Erauso tenía un fuerte temperamento y tuvo continuas riñas y problemas con el corregidor, y pasó temporadas encarcelada, y escapando.
Un momento muy relevante en su vida fue cuando adquirió el nombre de Alonso Díaz y Ramírez de Guzmán, y se enroló en el ejército. Participó en diversas campañas militares y alcanzó el rango de Alférez, pero las crónicas cuentan que debido a su crueldad no alcanzó rangos más elevados.
Tras su estancia americana, Erauso regresó a España donde incluso llegó a conocer en audiencia a Felipe IV; y posteriormente cumplió uno de sus mayores anhelos al poder viajar a Roma y conocer en persona al Papa Urbano VIII.
Los últimos años de su vida Catalina de Erauso los pasó en América, en la región de Veracruz, trabajando como transportista, y donde falleció en 1650.
En definitiva, como se ha podido comprobar, Catalina de Erauso pudo llevar a cabo una vida completamente diferente al rol que se atribuía a las mujeres de su época, aunque para ello tuvo que hacerse pasar por un hombre durante mucho tiempo. Sin embargo, es relevante señalar que durante su primera estancia americana se descubrió que era una mujer y, aún así, mantuvo su rango militar por deseo de Felipe IV. Además sus aventuras circularon por toda Europa, lo que aumentó el interés de Urbano VIII por conocerla.
Retrato de Catalina de Erauso atribuido a Juan van der Hamen (s. XVII) |
Bibliografía
- Erauso, Catalina de, Historia de la monja alférez, 1894. Recurso electrónico: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01305042011682948755802/index.htm
- Márquez de la Plata, Mª V., Mujeres de acción en el Siglo de Oro, Madrid, 2005